Más o menos así empezaron los «sujeta-tetas»

¿Sabéis cuántos años tiene el sujetador tal y como lo conocemos hoy?
¡¡¡unos 100!!! casi nada. Ahora sí, las mujeres llevan milenios tratando de dominar a las «indomables domingas»: que si molestan para correr, que si tienes demasiado, o demasiado poco, que si con el tiempo actúa la ley de la gravedad… Parece que esta relación amor-incordio de las mujeres con sus pechos se remonta a tiempos inmemoriales.

Los que se llevaron el mérito fueron Charles Debevoise y/o Philippe de Brassière, a principios de siglo XX. Sobre todo el segundo os sonará por eso de que en inglés sujetador se dice «bra» y por lo del archiconocido wonderbra. Pero sobre todo, la que puede presumir de haber patentado el sujetador moderno es Mary Phelps Jacobs, en 1913. Más tarde vendió la patente a los Warner Brothers Corset Company de Bridgeport, Connécticut. Pero remontémosnos antes a esos tiempos «inmemoriales»…

Los primeros sujetadores de los que se tiene noticia son los que se llevaban en Creta hacia el 2500 a. C. Por entonces, las sacerdotisas (como la que aparece en la entrada de este blog sobre Casandra de Troya, por cierto), llevaban un corpiño que si bien les sujetaba los pechos NO se los cubría, y la verdad, estaban divinas.

Después de esta exhibición impúdica, vino «la negación de los pechos» (esto me lo acabo de inventar, pero casi que sí, vosotros juzgaréis). En las Roma (llamado strophium) y Grecia clásicas (del 450 a. C al 285 d.C), las mujeres tendieron a usar una faja que redujese el volumen de su busto. ¡Así era el canon de belleza por entonces! No sólo eso, se jugaban su condición de «mujeres civilizadas» llevando los pechos ceñidos pues así se distinguían de las bárbaras, que los llevaban «libres».

El gusto por los pechos grandes, que exista clara constancia, vendría del París del siglo XIX, fue entonces cuando aparecieron los rellenos. Como explica una bloggera que os recomiendo porque me ha encantado, algunas mujeres introducían almohadillas de lana y luego de goma dentro de los corsés de ballenas.

Parece que se apunta como culpable de la irrupción de la tortura que fue el corsé, a Catalina de Médicis, mujer del rey Enrique II de Francia. Así que a mediados del siglo XVI, se pusieron de moda estos instrumentos que podían realzar los bustos y reducir las cinturas ¡de 12 a 32 centímetros! ¿por qué las modas que más sacrificio suponen son las más trendy? ¿podéis imaginar lo incómodos e insalubres que serían?. A través de la web de ladyfantasy (donde hay mucho más sobre la historia de la ropa interior), he sabido que en 1550, Catalina de Médicis prohibió las cinturas anchas para asistir a la Corte Real. ¡Pero Catalina! ¡Con lo redonda que se te recuerda! ¿Cómo se te ocurrió semejante cosa?. Gracias a ella comenzó la tortura de las mujeres por medio de ese artefacto endiablado que era el corsé.

Dos diseñadoras, Olivia P. Flynt en 1873 y Susan Taylor Converse en 1875, trataron de diseñar ropa interior para ambos pechos con más o menos fortuna. Sus diseños eran cualquier cosa menos sencillos. Más parecida a los sujetadores actuales fue la innovación de Herminie Cadolle, en 1889, creando una prenda interior que se centraba en la parte del busto y que se sujetaba mediante tirantes a los hombros. También hubo quien ideó diseños que hoy en día encontraríamos en las sex-shops, como las dos bolsas separadas que recogían sólo las partes inferiores de los senos.

Realmente, fue difícil y larga la adopción del sujetador. La mujer que lo patentó, diseñó el actual sujetador con dos pañuelos y una cinta ante el problema que presentaba un vestido que se había comprado, pues con el corsé quedaba fatal. Algunas de sus amigas pronto la imitaron pero los corsés no fueron abandonados fácilmente. En realidad el actual sujetador le debe mucho a ¡la Primera Guerra Mundial!. Estados Unidos pidió a las mujeres que fuesen patriotas y dejasen de usar corsés, con lo que se ahorraron 28.000 toneladas de metal con el que se podían fabricar dos buques de guerra. ¡Cuando leí esto me quedé patidifusa!

A partir de ahí los sujetadores fueron evolucionando en diseño, material… hasta nuestros días. Vamos a mencionar sólo un período importante en la vida del sujetador: los rebeldes años sesenta, cuando quemar sujetadores simbolizaba para algunas la liberación femenina.

Por cierto, que a fabricantes de sujetadores, como Ida Rosenthal, no les preocupó. Según decían, y creo que decían bien, el tiempo jugaba a su favor, porque las jóvenes que quemaban sujetadores en los años 60, no podrían prescindir de ellos al pasar de los 35 años. ¡Lo decíamos al principio, es la ley de la gravedad!

Si los ángeles de Victoria’s Secret hubiesen pasado por todo esto, no sonreirían tanto cuando desfilan como podéis ver en el vídeo.